Isaías 45:22
Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. (RV60)
»Pueblos todos en todo lugar, vengan a mí para ser salvos, porque yo soy Dios y no existe ningún otro.»
¿Esperamos que Dios venga con sus bendiciones y nos salve? Él dice: «mirad a mí y sed salvos…» La dificultad espiritual más grande es que nos concentremos en Dios y son sus bendiciones las que lo hacen tan difícil. Casi siempre las aflicciones nos llevan a mirarlo, pero sus bendiciones tienden a desviar nuestra atención de Él. La lección básica del Sermón del Monte es que reduzcas todos tus intereses hasta que tu mente, corazón y cuerpo se enfoquen en Jesucristo. «Mirad a mí…»
Muchos de nosotros tenemos un molde mental sobre lo que un cristiano debe ser y buscar esta imagen en la vida de otros creyentes se convierte en un obstáculo para enfocarnos en Dios. Esta no es la salvación – no es lo suficientemente simple. En realidad, Él nos dice: «Mírenme y ustedes SON salvos», no serán salvos algún día. Encontraremos lo que buscamos si nos concentramos en Él. Pero nosotros nos distraemos fácilmente y nos irritamos con Dios, mientras Él continúa diciéndonos: «Mirad a mí y sed salvos». Todas nuestras dificultades, pruebas y preocupaciones acerca del mañana se desvanecen cuando lo miramos a Él.
Despiértate y míralo. Fundamenta tu esperanza en Él. No importa cuántas cosas parezcan presionarte, ponlas a un lado con determinación y míralo a Él. «Mtiad a mí». La salvación es tuya cuando miras.
Comentario
- Vuélvan … el griego de la LXX dice epistréfo, que es reversar, convertir. Solo podemos ver al Señor si, en lugar a otras cosas, personas o circunstancias buscamos al Señor, si volvemos; uno podría decir, si nos arrepentimos. Para mirarlo es necesario dar una vuelta, dar la espalda a lo demás y poner la Mirada fijamente en Él. En Él, ¿dónde? En Él en la cruz.
- Esto es importante. Como Chambers aquí explica no es: miramos al Señor y nuestros problemas se solverán. Lo que la Palabra realmente nos enseña es que si nos concentramos en Dios, en lugar de estar pendientes de la ayuda o de las bendiciones que pueda darnos, los problemas ya no tendrán importancia porque somos salvos.
- Hubo tiempos en la historia que veían a Dios como el que exigía y castigaba… hoy, la interpretación popular predicada en los púlpitos del continente, ha llevado el péndulo al otro extremo. Dios es el que bendice y favorece si accionamos sobre los puntos correctos: diezmar, declarer victoria, etc. Y olvidamos lo que es la salvación: hacernos uno con Jesucristo, primero en la cruz, luego en la resurrección. ¿Lo demás, a?