Entrega

Marcos 10:28

Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. (RV60)
Pedro le dijo: —Recuerda que nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido. (TLA)

Y nuestro Señor le responde, en efecto, que esta entrega es por Él mismo y no por lo que los discípulos pudieran obtener (Mr 10:29). Cuídate de la entrega motivada por los beneficios personales. Por ejemplo: «Me voy a rendir a Dios porque quiero ser liberado del pecado, porque deseo ser santificado». La liberación del pecado y la santificación surgen como resultado de estar bien con Dios, pero esta actitud indudablemente no hace parte de la verdadera naturaleza del cristianismo. Nuestra motivación para rendirnos a Él de ninguna manera puede ser la de una ganancia personal. Nos hemos vuelto tan egocéntricos que sólo acudimos a Dios para recibir algo de Él y no por Él mismo. Es como si dijéramos: «No, Señor, no te quiero a ti, me quiero a mi mismo. Pero deseo que me limpies y me llenes con tu Espíritu Santo. Quiero que me exhibas en tu vitrina y que yo pueda decir: «Esto es lo que Dios ha hecho por mí». Ir al cielo, ser librados del pecado y convertirnos en personas útiles para Dios son bendiciones que nunca se deben tomar en cuenta para una entrega verdadera. Una rendición total y auténtica es una decisión personal y absoluta por Jesucristo mismo.

¿En dónde queda Él cuando nos preocupan nuestras relaciones naturales? La mayoría de nosotros lo abandonamos: «Sí, Señor. Oí tu llamado, pero mi familia me necesitaba. Además, yo tengo mis propios intereses. Sencillamente no puedo seguir adelante. «Entonces», Jesús dice, «no puedes ser mi discípulo» (ver Lc 9:57-62 y 14:26-33).

La verdadera entrega siempre es superior a nuestra devoción natural al Señor. Ella sobrepasa al apego o lealtad naturales y, Dios, en su propia entrega a nosotros abrirá sus brazos para bendecir a todos aquellos a quienes tuviste que herir al rendirte. Cuídate de abandonar tu entrega a Dios y quedarte en algún punto del camino. La mayoría de nosotros sólo tiene una visión de lo que es rendirse a Él, pero nunca lo ha experimentado verdaderamente.

Comentario

  • hemos dejado… afiémi es un vocablo de muchos significados, todos partiendo de ‘enviar de sí’; por ejemplo: ‘salir, abandonar, dejar, despedir, entregar, remitir’ (en otros contextos también: ‘perdonar, permitir, quedar´).  De hecho, para los discípulos. seguir a Jesús siempre se relaciona con abandonar a lo que aprecian, especialmente a lo que más aprecian.
  • Los pensamientos de Chambers suenan extraños en un tiempo donde todo, incluso el ser discípulo, trata en primer lugar de nosotros mismos. Mientras rechazamos al «humanismo» del mundo, los creyentes nos hemos vuelto tan desvergonzadamente antropocéntricos que interpretamos al plan de Dios como plan para nosotros, hecho para nuestro beneficio, a nuestra medida y hasta según nuestros deseos.
  • Pero es sólo si dejamos lo que más queramos a causa de Él y para ser mensajeros de sus buenas noticias, que en un momento dado lo que recibimos será tanto más valioso que lo efímero que dejamos atrás. En el instante en que nuestra esperanza se dirige a lo que recibiremos -sean cosas materiales o espirituales- ya se esfuman. No hay engaño posible, el Señor sabe detrás de quién o de qué andamos.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *