¿Se muere de hambre tu imaginación?

Isaías 40:26

Alcen los ojos y miren a los cielos: ¿Quién ha creado todo esto? (NVI)

En el tiempo de Isaías el pueblo de Dios había atrofiado su pensamiento
el hambre espiritual debido a que miraba el rostro de los ídolos. Pero Isaías logró que levantara la vista a los cielos, es decir, que las personas comenzaran a usar correctamente su poder para pensar e imaginar.

Si somos hijos de Dios, la naturaleza es un extraordinario tesoro para nosotros. En todo viento que sopla, en cada amanecer y atardecer, en cada nube del cielo, en toda flor que se abre y en cada hoja que se marchita Dios realmente nos extiende su mano y nos alcanza, si tan sólo usamos nuestra desnutrida imaginación para damos cuenta de ello.

Nuestra concentración espiritual se prueba al llevar cautivos los pensamientos y especulaciones. ¿Está concentrada tu mente en el rostro de un ídolo? ¿Eres tú ese ídolo? ¿Es tu trabajo? ¿O tu concepto de lo que debería ser un obrero? ¿Tu experiencia personal de salvación y santificación? Si es así, entonces tu capacidad para ver a Dios es raquítica y te encontrarás impotente frente a las dificultades y tendrás que soportarlas a oscuras. Si tu pensamiento muere de hambre, no pongas la mirada en tus experiencias del pasado; es a Dios a quien debes mirar, es a Él a quien necesitas. Sale de ti mismo, aléjate del rostro de tus ídolos, aléjate de todo lo que ha estado atrofiando tu imaginación. Despiértate y acepta el sarcasmo de Isaías con el pueblo y dirige tus pensamientos y tus ojos hacia Dios de manera deliberada.

Uno de los motivos para la ineficacia de nuestras oraciones es que nuestro pensamiento está vacío. Ya ni siquiera podemos imaginar el acto de presentarnos intencionalmente delante de Dios. En realidad, es más importante que seamos pan partido y vino derramado en el área de la intercesión que en el contacto personal con otros. La imaginación es el poder que Dios le da a un santo para situarse fuera de sí mismo, en relaciones que nunca antes vivió.

Comentario

  • Si como ídolo entendemos a todo lo que ocupe el primer lugar entre nuestras prioridades que no es Dios, tenemos que admitir que corramos el mismo peligro que el pueblo en tiempos de Isaías. Chambers habla de la percepción consciente de la natuealeza como un medio de darnos cuenta de la existencia de Dios como algo mayor e independiente de su relación con nuestra persona.
  • En su visión del Señor en el trono (Is 6), el profeta comprende a Dios como majestad eterna, precisamente porque en su propio ser y en su entorno, Dios está ausente. Hoy sabemos infinitamente.más de ‘los cielos’ que Isaías, pero insistimos a reducir nuestra imagen del Señor a la atención de nuestros asuntos cotidianos.
  • Al leer este devocional, no podemos sino pensar también en la exhortación del Señor Jesús: «Alcen los ojos…». Cuando Dios nos pide levantar la mirada, es porque quiere que veamos el mundo desde el mismo ángulo desde el cual Él lo mira, desde arriba. Veamos pues al mundo entero, no sólo nuestro pequeño círculo. Y con cada mirada aumentará nuestra imaginación.

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