Nubes y oscuridad

Salmos 97:2

Nubes y oscuridad alrededor de él… (RV60)

Una persona que no ha nacido de nuevo por el Espíritu de Dios te dirá que las enseñanzas de Jesús son sencillas. Pero cuando el Espíritu la bautiza, encuentra nubes y oscuridad a su alrededor…

Esto lo notamos por primera vez cuando entramos en contacto íntimo con las enseñanzas de Jesucristo. La única forma posible de comprender totalmente sus enseñanzas es por medio de la luz del Espíritu de Dios que brilla dentro de nosotros. Si nunca hemos tenido la experiencia de quitarnos nuestras ordinarias sandalias religiosas -despojándonos de toda la excesiva informalidad con la cual nos acercamos a Dios, resulta dudoso que alguna vez hayamos estado en su presencia. Las personas frívolas e irrespetuosas en su acercamiento a Dios son aquellas a quienes nunca nadie les ha presentado a Jesucristo. La impenetrable ‘oscuridad» de comprender quién es Él sólo nos llega después del asombroso regocijo y la libertad que surgen al darnos cuenta de lo que Jesucristo hace. Jesús dijo: «Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida», Jn 6:63. En otro tiempo la Biblia simplemente constituía para nosotros una gran cantidad de palabras, nubes y oscuridad. Luego, de repente las palabras llegan a ser espíritu y vida porque Jesús nos las vuelve a hablar cuando nuestras circunstancias las convierten en palabras nuevas. Esta es la manera en que Dios nos habla; no con visiones y sueños, sino mediante palabras. Cuando un hombre llega a Dios, lo hace por la vía más sencilla: las palabras.

Comentario

  • Muchos creyentes piensan que es sencillo ser cristiano. Dios me ama, y Jesús me sana y salva. Ahor, con tal que cumpla con algunos requisitos – no decir malas palabras, no emborracharme, tomar la cena y pagar el diezmo (bueno, no para todos este ultimo califica como requisito), hacer mis oraciones… está comprobado que Dios y yo nos comprendemos.
  • Pero Dios está rodeado de nube y oscuridad. Chambers es de los que nos exhortan a quitarnos las sandalias religiosas, los clisés aprendidos sobre Dios, como un mapa de botones a los que presionamos para que nos salga la respuesta que deseamos. Ni las frases rituales solemnes, ni el trato de informalidad intencional, pueden penetrar hasta su presencia.
  • Finalmente, Chambers rechaza una imagen de Dios que no esté sostenida sobre el único lugar donde nos puede alcanzar el rayo de luz: en las palabras de Jesucristo que el Espíritu Santo trae al espíritu nuestro.

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