Juan 14:9
—¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: «Muéstranos al Padre» ? (NVI)
Jesús respondió: —Felipe, ¿he estado con ustedes todo este tiempo, y todavía no sabes quién soy? ¡Los que me han visto a mí han visto al Padre! Entonces, ¿cómo me pides que les muestre al Padre? (NTV)
Estas palabras no se pronunciaron a manera de reprensión, ni con sorpresa. El Señor estaba animando a Felipe para que se acercara más a Él. Jesús es la última persona con quien intimamos.
Antes de Pentecostés, los discípulos conocían a Jesucristo como el Único que les otorgaba poder para vencer a los demonios y producir un avivamiento (ver Lc 10:18-20). Era una familiaridad maravillosa. Sin embargo, venía una intimidad más estrecha: «Pero os he llamado amigos«, Jn 15:15. La amistad verdadera es poco común en la tierra. Significa identidad de pensamiento, corazón y espíritu. Toda la experiencia de la vida ha sido diseñada con el fin de capacitarnos para entrar en esta relación más íntima con Jesucristo. Recibimos sus bendiciones y conocemos su palabra, pero ¿lo conocemos a Él realmente?
Jesús dijo: «Os conviene que yo me vaya«, Jn 16:7. El Señor dejó de relacionarse de esa manera para guiarlos aún más cerca de Él. Jesús se goza cuando un discípulo invierte tiempo para caminar más íntimamente con Él. Llevar fruto siempre aparece en las Escrituras como el resultado visible de una relación íntima con Jesucristo (ver Jn 15:1-4).
Una vez que llegamos a una intimidad con Jesús, nunca más nos encontramos solos y nunca nos faltan comprensión ni compasión. Podemos abrirle continuamente nuestro corazón sin parecer demasiado sentimentales o patéticos. El cristiano que está en verdadera intimidad con Jesús nunca atraerá la atención sobre sí mismo; antes bien, sólo dará muestras de una vida en la que Jesús está completamente en control. Este es el resultado de permitir que Jesús satisfaga todas las áreas de la vida, hasta lo más profundo. La imagen que resulta de una vida así es la de un equilibrio firme y tranquilo que nuestro Señor les confiere a quienes tienen intimidad con Él.
Comentario
- a mí – al Padre, Jesús no está hablando de la doctrina de la Trinidad; él llama la atención al hecho que toda la personalidad de Dios, todo su character, todos sus planes e intenciones, están representados y hechos visibles en Jesús para que lo conozcamos hasta el máximo de la capacidad humana. ¡Qué triste es cuando el cristiano se hace una imagen falsa de Dios; falsa cuando es un dios sin las cararacterísticas de Cristo.
- Si es como dice Chambers, y los evangelios no nos permiten concluir otra cosa, la intimidad con Jesús genera compasión y comprensión. ¿Quieres saber cuán cercano estás al Señor? Mire el grado en el que estas virtudes determinan tu actitud, pensamiento y acción.
- ¡Yo tengo un amigo que me ama! Eso es cierto, pero la cuestión no es si Jesús es mi amigo. La pregunta es más bien: ¿soy yo amigo de él? La única respuesta afirmativa es nuestra entera sumisión, una sumisión que además de ser espontánea, es alegre.